Historia de sábanas.
El club tiene una hora de cerrar y es a las 10:00 de la noche. Así que, por tonto que parezca Jimin quedó sentado en esa cafetería sintiéndose humillado y por supuesto que triste durante todas esas horas.
¿Cómo creyó en las palabras de alguien que acaba de conocer? Peor, ¿cómo creyó que con él si saldría cuando claramente dijo que no hace segundos encuentros?
Definitivamente él es un iluso y un idiota.
—¿Seguirás esperando? Estamos por cerrar Jimin.
—No, tomaré un taxi.
—¿Quieres irte conmigo? Mi novio ya está afuera esperándome, creo iremos a tomar algo, ¿quieres venir?
—No quisiera molestar, hiciste mucho con distraerme todas estas horas.
—Me caíste muy bien, eres amable, no como los otros que trabajan aquí que piensan que por ser mujer no soy buena para el negocio.
—Son unos idiotas.
La chica, a la cual ahora le sabía el nombre, Rosé, le había caído bastante bien, quizás solo sea amable con él porque sintió pena.
Esperó tantas horas por alguien a quien no le interesa, debió suponerlo pero algo en su interior le hizo creer que el hombre si iría por él.
—¿Entonces vienes con nosotros? Ya hablé con mi novio y dijo que puedes acompañarnos para distraerte esta noche.
—Te rechazaría pero para ser honestos, si quiero olvidarme por un segundo que he sido plantado.
—Estoy segura que el tipo ese no te merece, ven, vámonos.
Los dos caminaron hasta salir del club en donde ya los esperaba el novio de la chica. Ella los presentó a ambos una vez que estaban en el auto.
Jimin miraba a través de la ventana del coche las luces de la ciudad, su intento por no ser patético fue un fracaso, pues aunque no tenía motivos por ponerse mal por ese desconocido, estaba sintiéndose muy triste.
Porque si, saber su nombre no significa conocerlo realmente. Así que Jungkook seguía siendo un desconocido.
—¡Llegamos! —anunció Joohyun, el novio de Rosé.
Jimin se bajó del auto y pudo ver el lugar, jamás había estado ahí, se sorprendió un poco porque se miraba muy lujoso.
—¿Este lugar es caro? —preguntó.
—Tranquilo, mi mejor amigo es el dueño, está inaugurando el local, así que hay bebidas gratis hasta la 12:00 y apenas son las 11:15, tienes tiempo para beber lo que quieras.
El rizado se sorprendió un poco pero al ver la sonrisa de la chica supo que todo estaría bien, quizás no sea mala idea beber con otro par de desconocidos y olvidarse de su mal rato.
Entraron y pudo ver que realmente el sitio era exclusivo, gente de dinero se apreciaba más que todo. Tenía que ser.
Se acercaron a la barra y comenzaron a pedir sus tragos, quería perder la conciencia y quizás despertar en la cama de algún tipo de dinero.
✧✦✧
Jeon y sus amigos una vez que llegaron no perdieron el tiempo y pidieron sus bebidas. Estaban en una de las mesas en el área de VIP. Todo iba muy bien, había visto algunos chicos sonreírle descaradamente pero para la mala suerte de ellos no había llamado su atención.
Por otro lado tenía a Namjoon y Jin, quienes estaban un poco muy juntos, pero creyó que era normal, ya que siempre han sido buenos amigos los tres.
Yugyeom lo miraba sin importarle ser tan obvio. Ha sido el crush del castaño por tanto tiempo pero jamás lo había visto con otras intenciones, ahora, que él lo esté observado sin pudor alguno lo pone incómodo y no emocionado como creyó estarlo.
Ya que él siempre imaginó que sería tener el cuerpo del chico bajo él, gimiendo su nombre, empapados en sudor y por supuesto, siendo Jungkook quien lo haga llegar al límite de la locura.
Pero no sabe porqué siente todo lo contrario a lo que imaginó, está viendo a Yugyeom pero se está imaginando a ese chico que tiene hoyuelos al sonreír.
Estaba pensando nuevamente en Jimin, en como disfrutó tenerlo esa noche, en sus gemidos y lo dulce de sus labios. Recordó que rompió las reglas que él mismo se hizo.
¿Qué le pasaba?
Él nunca recuerda a los chicos con los que se acuesta, simplemente los olvida al segundo, ¿por qué con Jimin no es así?
Quería ir a buscarlo, se odió por no haber pedido el número del chico para siquiera disculparse por faltar.
—¿Quieres más tragos? —Yugyeom lo sacó de su debate mental.
—No, estoy bien.
—No has tomado nada, Jungkook —insistió.
—Yugyeom, te digo que no quiero, estoy bien así.
—¿Por qué tu mal humor?
—Porque no quería venir.
—¿Ni por mi? —cuestionó acercándose un poco más al castaño.
—Estás muy ebrio, seguro mañana no te vas acordar de que has estado coqueteando conmigo.
—Tú estás muy bueno.
—Lo estoy, pero no fue lo que dije.
—Jungkook, quiero que me folles esta noche —Yugyeom nuevamente se acercó al ojiazul mientras besaba su cuello. El castaño cerró los ojos dejándose llevar pero nuevamente la imagen de Jimin se le apareció y creyó estar demente.
—No no, detente.
—Vamos a otro sitio —lo tomó de la mano y jaló al más alto, a sus dos mejores amigos ni siquiera les importó a donde iban, demasiado ocupados entre ellos.
—Estás más ebrio que yo Yugyeom, no haremos otra cosa más que besarnos —advirtió.
Jungkook quería detenerse, pero a la vez quería estar con Yugyeom para dejar de pensar en Jimin. Así que se dejó guiar hasta una zona oscura, una vez ahí acorraló al chico y comenzó a besarlo desesperadamente.
✧✦✧
Habían pasado las horas, las bebidas gratis se habían acabado pero el vaso de Jimin siempre aparecía lleno.
Luego de haber tomado en gran cantidad, decidió tomar algo de aire, estaba afuera odiando el olor del humo del cigarro, estaba sudando demasiado por haber bailado, sus pies dolían pero poco sentía.
Ingresó nuevamente al local, quería mojar su rostro, iba a despedirse de Rosé y agradecerle, eso lo haría después.
Pensaba en quizás llamar un taxi para poder irse a su casa, así que caminó hasta el baño.
Estaba pasando en medio de la gente, para su suerte el alcohol le había bajado un poco, el tomar aire le sirvió mucho.
Llegó a un pasillo, la claridad era baja pero podría verse a varias personas besarse sin pudor.
Encontró la puerta del baño abriéndola de golpe, arrepintiéndose de existir en ese momento.
✧✦✧
—Vamos Jungkook, tócame.
—Ya te dije que no, estás muy ebrio.
Yugyeom lo volvió a tomar de las manos y lo llevó hasta los baños, esta vez él fue quien lo acorraló y comenzó a besarlo viéndose muy urgido.
—Detente Yugyeom, estás ebrio.
—No, estoy siendo bien.
—¿Ves? ¿Estás escuchándote? Ni siquiera tiene sentido lo que dices, detente —quiso detenerlo, lo tomó de las manos y lo giró pagándolo en la pared—. Te dije que no haremos nada porque estás ebrio, así que te voy a llevar con Jin quien está más consiente que Namjoon.
Estaba por despegarse del cuerpo cuando la puerta del baño fue abierta de un golpe.
Pensó que no podía tener tan mala o buena suerte. ¿De nuevo Jimin?
El rizado parecía estar en un estado de shock, quedó de pie viéndolo fijamente como si fuese algún tipo de fantasma.
Jungkook se despegó de Yugyeom quien tambaleó un poco pero logró sostenerse, se acercó al lavado y comenzó a echarse agua en su rostro, ignorando la presencia de los otros dos.
—Jimin.
El ojiverde ni siquiera dijo algo, tan solo salió del baño, sintiéndose extrañamente dolido. ¿Por qué quiere llorar? Tan solo es alguien con quien tuvo sexo una noche quien estaba intentando, quizás tener sexo con otro tipo en un bar, ¿y qué?
El menor pasaba nuevamente por el montón de gente, quería y deseaba salir de ahí, sentía que quería vomitar porque algo en su garganta parecía ahogarlo.
—¡Mierda! —gritó el castaño aún en el baño—. Bien Yugyeom, necesito que te quedes aquí, le diré a uno de los guardias de seguridad que te lleven a donde Jin, ¿bien?
Tal y como dijo, le pidió a uno de los guardias del sitio, llevar al chico a la zona VIP, le dio la ubicación de la mesa exacta en donde estaban, asegurándose de que en verdad llegara hasta ahí.
Él salió directo en busca de Jimin.
Tenía ese impulso por explicarles las cosas, por disculparse por no haber ido a comer un helado, quería decirle que él no quería tener nada con Yugyeom, porque aunque había deseado al chico durante tantos años, ahora que tenía una oportunidad con él, Jungkook no dejaba de pensar en los ojos verdes, en los rizos y en la hermosa sonrisa de Jimin.
Park logró salir del bar, estaba apoyado a una pared, limpió algunas lágrimas que le salieron, se siente tan estúpido por ponerse de esa forma. Puede ser que sigue ebrio y eso lo pone sensible.
Buscó su móvil, estaba por llamar a Taehyung que fuera por él pero escuchó nuevamente esa voz que lo hacía sentirse débil.
Jungkook llegó hasta afuera del local, localizó a Jimin y no dudó en llegar hasta donde este estaba.
—¡Jimin!
El rizado se giró y notó que tenía sus ojos cristalizados y algo rojos, pensó que también era producto del alcohol.
—¿Qué quieres?
—¿Podemos hablar? Lo que viste no es lo que crees.
—¿Por qué hablaríamos? Sea lo que sea no es mi problema, no necesito ninguna explicación.
—Bien, sé que has de estar enojado por haberte dejado plantado, no tuve forma de avisarte porque no tengo tu número y después solo mis amigos me trajeron aquí y el chico del baño es un amigo que está muy ebrio y solo quería llevarlo de nuevo a la mesa —explicó sin saber porqué tenía ganas de que el rizado le creyera.
—¿Enojarme? Claro que no, no eres tan importante como para molestarme por eso, conseguí a alguien más y vine aquí, así de fácil es reemplazarte tesoro.
—¿Ah si? Pero eso no quita que yo sea tu mejor sexo —respondió sintiéndose ofendido de repente.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Que nadie te va hacer gemir como yo Jimin —dijo acercándose al chico quien disimulaba sus nervios.
—Cualquiera puede hacerlo.
—No te equivoques —se acercó aún más hasta tomarlo de la cintura y pegarlo a su cuerpo—. Sé que no has dejado de pensar en esa noche.
—No estés tan seguro.
—Sino fuese así, ¿por qué estás temblando bajo mi tacto?
Jimin cerró sus ojos y suspiró. Su cuerpo no podía mentir, estaba derritiéndose ante el calor de las manos de Jungkook.
—Porque tengo frío.
—Deja que sea yo quien te caliente entonces.
—Creí que no tenías segundos encuentros con las personas con las que te acuestas.
—Estás siendo la única excepción.
Dicho eso, rompió el espacio que tenían, pegando sus labios en un beso hambriento. Jungkook lo abrazó por la cintura y Jimin lo rodeó por el cuello.
A simple vista parecían una pareja de enamorados que estaban disfrutando del otro y aunque no lo eran, estaban iniciando un juego en el cual uno de los dos iba a salir perdiendo.
—¿Quieres ir a otro lado? —preguntó, sin despegarse totalmente de su boca.
—Vamos.
Jungkook sonrió dejando otro beso en sus labios. Pero recordó que no tenía su auto, ya que había venido en una sola camioneta con sus amigos.
—¡Mierda! No traje mi auto.
—Ahí viene un taxi —dijo el rizado mientras alzaba su mano.
A Jeon no le tocó de otra que aceptar irse ahí y dio la dirección del mismo hotel.
Una vez que llegaron, el castaño fue quien pagó, los dos caminaban hombro a hombro, Jimin con sus manos en los bolsillos de su pantalón.
Nuevamente fue Jungkook el encargado de pedir la misma habitación. La recepcionista le sonrió a Jimin, quien tímidamente le devolvió la sonrisa.
Caminaron por el pasillo, subieron por el elevador y nuevamente caminaron hasta llegar a la habitación.
Sin perder más tiempo iniciaron a besarse tan necesitados el uno del otro, pero tan orgullosos para aceptarlo y admitirlo en voz alta.
—Hay lubricante en el cajón, también condones.
—¿Sabías qué veníamos a esto? —bromeó.
—Esperaba traer a alguien esta noche pero no a ti, para ser sincero me sorprende que a donde voy te encuentro.
Pudo haber sido aún el alcohol o el simple hecho que Jimin no puso mucha atención, tan solo sonrió y besó nuevamente a Jungkook.
Se acostaron en la suave cama, no dejaban de besarse mientras retiraban sus ropas, hasta quedar completamente desnudos.
Jimin estaba bajo el cuerpo de Jungkook, quien encajaba tan bien metido por sus piernas mientras se movía, creando fricción al roce de sus dos miembros que ya estaban erectos y necesitados de atención.
—Es aquí donde dices que no tienes terceros encuentros.
—¡Oh cállate!
La manera en la que Jungkook lo besaba y jugaba con su cuerpo, era la manera en la que había deseado tanto ser tocado.
Nadie había podido hacerlo temblar de esa forma, con un simple roce, pero ahí estaba nuevamente el desconocido de la noche anterior haciéndolo suyo.
Jungkook podía jurar que en todas las veces que ha estado enredado en las sábanas con alguien, no se ha sentido tan satisfecho como se siente ahora.
Sentir las manos de Jimin acariciarlo por la espalda mientras él marca cada parte de su cuerpo y su piel es algo nuevo para él porque hay algo más en todo eso, algo que aún no pueden descifrar.
Los dos parecían disfrutar del momento, hacían del mundo un espacio para ellos dos.
—¿Quieres qué continúe?
—Por supuesto y tú, ¿quieres seguir?
—Jamás quiero parar.
Si el rizado entendió o no esas palabras, Jungkook no iba a explicarlas, no ahora.
Los dos nuevamente se unieron en cuerpo, se entregaron totalmente hasta parecer ser uno. Dos piezas las cuales encajan tan bien y que han estado perdidas durante mucho tiempo.
Esa sensación de haberse encontrado los llenaba en el pecho pero es algo que no han podido identificar. Tan solo saben que se sienten plenos y completos al estar en compañía del otro.
Sus besos intensos pronto se convirtieron en estocadas y gemidos. Los dos sin ser consientes que esos encuentros sólo darían paso a algo más, algo a lo que ellos no están preparados para afrontar.
Porque los dos conocen sobre las historias de sábanas, no de sentimientos, porque el amor es otra cosa, algo que ellos han estado evitado.
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